Chilecito, apoyo explícito y contundente


Chilecito, 28 de enero de 2008. La gente reventó el salón parroquial a pesar de la lluvia. Hubo que colocar detrás de las butacas (que pertenecieron al restaurado Teatro Provincial Víctor María Cáceres de la ciudad Capital de La Rioja) todas las sillas de plástico y hacer traer algunas más para albergar a las cerca de 500 personas que concurrieron al estreno de Cielo Abierto. Y la gente estaba predispuesta para el elogio. Antes de la proyección, cuando el presentador nombró a la Coordinadora de Asambleas Vecinos por la Vida, que lleva adelante la lucha en nombre de todos, la gente se puso de pie y emitió un aplauso interminable. ¿Tres? ¿Cuatro minutos?, tal vez cinco… nadie puede calcular ciertamente la magnitud de aquel aplauso, que reverberaba en el viejo salón y que no terminaba nunca. Las “chicas”, cabezas visibles de un movimiento que crece cada día más, no lo podían creer. Era el apoyo explicito y contundente que necesitaban. Y todavía no había empezado la proyección.
La gente presenció la película alternando silencio absoluto con aplausos cerrados. Aplaudió el monólogo de Carina, las réplicas de los vecinos de Famatina que dejan desencajados a los funcionarios de minería de la provincia (un clásico en todas las proyecciones) y aplaudió la llegada de los expedicionarios a la cumbre del Famatina. Luego se entregó, a la Coordinadora y al director de la Cielo Abierto Carlos Ruiz, un poema de Gustavo Adolfo Molina ilustrado por el pintor Carlos Cid, con la firma de todos los presentes (la gente firmaba el poema a la entrada). Ramón Navarro cantó acompañado por el chayero de Chilecito su huayno “El Famatina no se toca” y se escucharon en el escenario las palabras de Jenny, Gaby, Carina, Marcela y de Carlos Ruiz. “Al final de Cielo Abierto, lo ponemos entre todos”, coincidieron.

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